“No se nace mujer, se hace mujer”.
Simón de Beauvoir
por: Carolina Soto Leyva, Paola García Teruel S., Gabriel Vidal Ochoa López, Stefania Gerini Martínez Gallardo, Alicia Reynoso Peña
Dicen que la vida es un gran baile, y que si ya se está en él, lo mejor es bailar.
Bueno, tal vez no sería tan loco pensar que no solo se necesita bailar, sino también actuar, como en una obra de teatro, con vestuarios, libretos, y un inicio y final predeterminados.
Como muchos ya han de saber, el teatro nació en Grecia como una imitación, llena de aventuras y fantasía, de la vida del ser humano, pero al parecer, el escenario se agrandó hasta abarcar toda la sociedad y si tuviéramos que describir cómo vivimos podemos decir que cómo en una gran obra de teatro en la cual al nacer nos dan nuestro guión.
Al menos esto es lo que podemos traducir de Judith Butler en su texto “Actos performativos y constitución del género: un ensayo sobre fenomenología y teoría feminista” donde los actos performativos son estos guiones que nos ilustran cómo debemos actuar en nuestra vida diaria ya sea como; el hombre que no llora; la mujer que se levanta peinada y maquillada; el hombre que gana suficiente dinero para mantener una familia; la mujer que se dedica a criar a su hijos y a la casa; y así miles de libretos más.
Nosotros los reconocemos con solo verlos de reojo, por la ropa (vestuario), las voces (agudas, graves, chillonas, toscas), los gestos, los físicos, datos pequeños y sutiles que parecen tener la información necesaria para ir al archivero de nuestra memoria, de nuestra información que “no sabemos de dónde salió”, y sacar el libreto, o mejor dicho el programa de obra, que el sujeto que vemos nos va a actuar. Esto vuelve nuestro mundo predecible y categorizable, una evidencia de ello se vio en clase, realizamos un juego: unas actuaciones de roles asignados al azar y que debíamos improvisar en ese momento, con poco vestuario y sin grandes introducciones del contexto, pero que ha base de todos los datos dichos antes, los compañeros que presenciaron la obra supieron a la perfección que, aunque una compañera venía vestida de mujer, por el papel que se le había asignado era hombre en la mini-obra. Exagerando gesto y formas de actuar: un hombre uso bolsa y sacó la cadera e inmediatamente el público supo que imitaría a una mujer ¿por qué? “por qué los hombres no hacen eso, no usan bolsa ni caminan sacando la cadera y los glúteos”
¿Qué pasa cuando se presenta una persona que al actuar frente a nosotros su ser, no encontramos una información, no encontramos el programa de la obra que suponemos veremos? Incertidumbre, se presenta ante nosotros lo desconocido y eso, como reacción primaria sin pensamiento ni análisis, hace reaccionar como si se estuviera ante una amenaza. En la obra que nos tocó actuar pudimos vivenciar un poco esto, debido a que eran un grupo de amigos en el que solo una persona jugaba el rol con el guión correcto “según lo que acostumbra la sociedad”. A esta persona se le propuso tener experiencias sexuales con uno de sus amigos, el cual era del mismo sexo, esto no era mal visto para ninguno de sus amigos, sólo para esta persona. Estoy segura que en ese papel interpretado la propuesta resultaba ser una amenaza porque como un amigo hombre le va a proponer a su otro amigo tener este tipo de experiencias, seguro que pensó que su amigo era gay, ya que se mostraba poco expresivo y solo contestaba un “No” rotundo.
Los actos performativos han pasado a definirnos; a convertirse en una guía en nuestro actuar cotidiano y en un instructivo de lo que nos toca o no realizar en el papel que se nos ha brindado. Se nos han asignado una serie de pasos (o mejor dicho reglas) a seguir para pertenecer a cierto rol con ciertas características; las cuales nos exigen moldear nuestros cuerpos, vestimentas, los objetos que portamos, nuestros movimientos, gestos, preferencias, lenguaje, etc.
Se han creado pocos libretos en los cuales debemos buscar encajar: hombre, proveedor, mujer, esposa,…roles que se consideran dentro de la “normatividad”. Pero aún para aquellas y aquellos que no son considerados parte de la anterior mencionada “normatividad”, también tienen un libreto el cuál seguir. La prostituta se vestirá con vestidos cortos y tacones altos, el homosexual tendrá voz aguda y contoneará sus caderas, la lesbiana tendrá cabello corto y será fea. Por lo que parece que resulta imposible salir de las cercas que construyen los libretos de nuestros actos performativos.
Los actos performativos como se explica son una serie de eventos o actos “teatrales” de la sociedad, la misma definición de género es un acto performativo más de la sociedad, estos construyen la identidad del actor, lo constituyen en ilusión irresistible, en el objeto de una creencia.
El cuerpo define el proceso de encarnación de ciertas posibilidades culturales e históricas, como si el cuerpo definiera el nivel de poder, de dominio y de valoración de los caracteres sociales y esto conlleva a los privilegios que se tiene.
Contemporánea; desde luego, los que no hacen bien su distinción de género son castigados regularmente. Porque no hay una “esencia” que el género no es un hecho, los diversos actos de género en absoluto. El género es, pues, una construcción que regularmente oculta su génesis.
El cuerpo adquiere su género en una serie de actos que son renovados, revisados y consolidados en el tiempo. Desde un punto de vista feminista, se puede intentar re-concebir el cuerpo con género más como una herencia de actos sedimentados que como una estructura predeterminada o forcluida, una esencia o un hecho.
Géneros binarios y contrato heterosexual:
Para garantizar la reproducción de una cultura dada, varios requerimientos, bien establecidos por la literatura antropológica del parentesco, han dispuesto la reproducción sexual dentro de los confines de un sistema matrimonial heterosexualmente fundado, que requiere la reproducción de los seres humanos en ciertos modos de género que, en efecto, garantizan la reproducción final de ese sistema de parentesco.
El género puede ser entendido como un papel que, o bien expresa, o bien disfraza, un “yo” interior, siendo que este “yo” se conciba sexuado o no. En tanto que representación performativa, el género es un “acto”, en amplio sentido, que construye la ficción social de su propia interioridad psicológica.
En conclusión, durante el trabajo que se vivió en clase y la lectura nos dimos cuenta de que toda nuestra vida está conformada por actos performativos que nos rigen que nos van exigiendo como actuar ante ciertas situaciones, nos enseñan cómo ser mujeres y cómo ser hombres. Nos da un campo limitado de acción en el sentido de que si no te comportas como esta escrito en el guión no estas dentro.
En la actividad todos buscamos actuar de una manera que no esta escrita, los hombres como mujeres y las mujeres como hombres pero dentro de estos cambios seguíamos viendo un poco de actos performativos cuando los hombres para ser mujeres seguían los guiones que rigen a las mujeres; las voces, sentimentales, frágiles con bolsas. Podemos concluir que toda nuestra vida está regida y limitada por estos actos performativos ahora solo quiero terminar con una pregunta ya que sabemos esto ¿Qué haremos para no limitarnos por estos?