Género aprendido, Género perdido

Muchas veces se dice que la mujer es más delicada, que ella tiene más paciencia con los niños, que por naturaleza es maternal, todo porque «la biología» (el cuerpo) los sustenta, como si el cuerpo no pudiera aprender también a ser así. 

Nosotros nos hemos formado como nos han enseñado, como hemos aprendido, y no solo nuestra mente, sino nuestro cuerpo también cambia a cómo vamos aprendiendo.

Una niña puede correr con todas sus ganas, hasta que le enseñan que así no corren las niñas, una mujer puede no saber cocinar, hasta que ve que eso no es ser mujer ¿por qué? ¿Por qué aceptamos esta información como si fuera normal? ¿Por qué si una mujer aprende a cambiar un pañal y dar de comer a las 3 de la madrugada el hombre no?

Hay muchas respuestas y también usa solución; ellos también deben aprender.

Es por esto que con ésta motivación se armó un taller con madres y padres, para separar lo biológico de lo cultural, y ver que lo segundo, sin importar las creencias son cosas que se aprenden y se pueden cambiar, que nadie ha dictado las reglas y que si sí, se pueden volver a plantear con su pareja, según sus propios modos porque tanto la voz de ella como la de él importan.

A continuación los resultados y el análisis del taller: Generar también es acordar

El cuerpo con código de barras

Frente a la biblioteca del ITESO se expone una serie de carteles cada dos meses. En esta ocasión una fracción de ellos destacó por sus tonos en rosa, pero sobre todo por lo que ilustraban: lo que muchos conocen como la segunda fuente de ingresos del crimen organizado después del narcotráfico, la trata de mujeres.

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Organizaciones como la Fundación de Asistencia Social Humanitaria (Asahac) consideran a México como el segundo país del mundo con más trata. El primero de Tailandia.

Son incontables los relatos que se escuchan en noticias sobre mujeres que fueron enamoradas, que conocieron a un muchacho que les prometió el sol y la luna y las llevó lejos de casa, a una ciudad más grande donde podrían tener el sueño que añoraba, fueron engañadas, amenazadas con golpes, alejadas de sus hijos y familia y se les forzó a trabajar en las calles, vendiendo su cuerpo al mejor postor por jornadas de hasta ocho horas diarias atendiendo entre cinco y veinte clientes. ¿Por qué? Parece iluso preguntarse eso y hasta amenazador lanzar esa pregunta sabiendo que son múltiples factores los que hacen que este “negocio” sea tan prolifero, pero así como todo negocio: nada se vende si no hay comprador.

¿Por qué? Porque desde el primer punto la mujer deja de ser mujer y se vuelve un producto etiquetado para su venta y distribución.DSC_0010

En la Ciudad de México se puede dibujar un mapa de tres círculos en el cual el inferior es el barrio La Merced seguido de la Calle James Sullivan y en el superior los table dance y “la clase alta” que es contrata por teléfono.

Está a la vista, al alcance toda persona interesada en el “producto” y listo para servir. No hay preocupaciones. Aunque las autoridades puedan hacer operativos, las mujeres que son puestas en las calles con tacones de doce centímetros, mini falditas y amplios escotes no se atreven a denunciarlos por el miedo de las amenazas de sus “padrotes”.

La mujer no es percibida como dueña de sí misma ni como poseedora de su cuerpo. No se le ve como amenaza ni como posible rebelde de dichos tratos, pero, el hecho de que pongan tanto empeño en sus amenazas puede ser una evidencia de cómo en efecto ven la necesidad de mantenerla controlada, de tenerla atada a ese miedo y que en ningún momento lo olvide porque de serlo así, podría ser su fin.

La violencia vuelve a demostrarse como la principal herramienta de control del machismo sobre la mujer, tal como lo relata Nuria (2005) en su libro Feminismo para principiantes, dónde logra expresar lo que Eduardo Galeano también relata en una pequeña y poderosa línea: “Al fin y al cabo, el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo.”

Varios de los testimonios de mujeres que se armaron de valor y perdiendo hijos y amigas en el trayecto comparten esto, seguían teniendo miedo, pero algo en ellas se había quebrado lo suficiente como para a pesar de ello arriesgarse a salir.

Pero no es tan fácil como podemos creer, Karina, una chica que había iniciado a los 24 años en el 2007 relató a los medios como una vez que logró escapar tardó cinco meses en recuperar a sus dos hijas por las cuales tuvo que pagar 200,000 pesos mexicanos. A la mayor de sus hijas, que tenía en ese entonces 5 años, ya había sido violada. Karina fue esclavizada durante cinco años sexualmente, en ese tiempo afirmó conocer jóvenes cubanas, ecuatorianas, checas y búlgaras.

Casos como el caimán de Tlaxcala horrorizan los diarios y hacen preguntar a la gente dónde pasaran esas cosas tan atroces, pasan en nuestro país. El caso del caimán de Tlaxcala fue por la noticia de que un “padrote” llamado Ernesto daba de comer a su caimán de más de dos metros a las mujeres bajo su mando que no reunieran por varios días consecutivos la suma de cinco mil pesos.

Duele conocer la verdad porque está bajo nuestros ojos, a nuestro alrededor, algunos hasta lo ven como un folclor al pasar por las calles, una normalidad más. Pero no es así.

Es muy diferente aquella liberta de quien escoge vivir de ello a quien es sometida, engañada y obligada a trabajar.

Dicen que una imagen puede transmitir más de mil palabas, ojala las imágenes ilustradas por estudiantes de diseño puedan expresar lo que sé que mis palabras no lograron porque una realidad tan lejana como ésta, esta cruzando la calle y aun así, no la vemos.

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Pérez Salazar (2013). México y el infierno de la trata de mujeres. Ciudad de México.

UN FEMINISMO RADICAL PARA UN MACHISMO DENIGRANTE

El feminismo incomoda, porque rompe con el orden establecido”. Lirba Cano.

Artículo por: Mariana Arpio

“¿Qué tiene de radical el feminismo?” es el título del panel que tuvo lugar el día Miércoles 4 de Marzo del 2015, con las compañeras feministas Lirba Cano y Viviana Franco en ITESO, quienes nos hablaron de cómo fue el desarrollo de esta gran ideología, lucha y estilo de vida.

Primero, se hizo una recapitulación de momentos históricos de denigración masiva y legal hacia las mujeres: La cacería de brujas, en la que mataron cruelmente a más de nueve millones de mujeres, la Revolución Francesa, llevada a cabo gracias a las mujeres que lucharon junto con los hombres por sus derechos obteniendo nada a cambio, la ilustración, momento clave en la historia de la ciencia, y las mujeres fueron ignoradas… no existía para ellas el derecho al voto, a la educación, a poseer propiedades, a tomar decisiones y a raíz de esto se organizan las feministas sufragistas en una lucha. A ellas les debemos muchos de los derechos que gozamos en la actualidad.

Después en la segunda guerra mundial, se acepta desesperada e hipócritamente el apoyo de las mujeres, y cuando termina la guerra, son mandadas de regreso a sus hogares en un suburbio de ensueño para dedicarse a hacer de comer,  arreglarse el pelo y tener la vida perfecta mientras padecían de depresión, de “el mal sin nombre”, evidenciado por Betty Friedan en su libro “La mística de la feminidad”.

Y esta estructura familiar no ha cambiado. Actualmente, las mujeres se dedican al trabajo doméstico sin recibir remuneración económica ni valoración por su esfuerzo, y precisamente este hecho es un punto clave para que sea sostenible el sistema económico occidental de nuestros días. El capitalismo, la globalización, el neoliberalismo NECESITAN a la mujer en casa sin pagar su labor como cualquier otro trabajo del mercado. ¿Cómo sería la economía si las mujeres no nos dedicáramos a atender gratuitamente nuestras cocinas?

Volviendo a las décadas de los 60s, las mujeres fueron rompiendo las barreras de lo privado del hogar y comenzaron a reunirse en los llamados “Grupos de Autoconciencia”, un espacio en el que discutían y se organizaban para  despertar la conciencia de su propia opresión y así reinterpretar políticamente la vida y transformarla.

Unos 10 años antes de esto, se publica “El segundo sexo” de Simone de Beauvoir, quien reflexiona sobre la categoría de género como una construcción social, visión que automáticamente le otorga al género la cualidad de la “maleabilidad”. Es decir, elimina el determinismo femenino y masculino, rompe con “el eterno femenino”.

La plática fue evolucionando en temas cada vez más recientes, como el Feminismo Radical. Radical porque busca atacar el problema de raíz, pues ese es el significado etimológico de la palabra. En esta corriente se plantean las relaciones interpersonales como el origen de los problemas femeninos. Se plantea modificar la relación con el padre y con la pareja y se habla acerca del cuerpo sin taboos. Se demuestra el empoderamiento que tenemos las mujeres sobre el propio cuerpo y las feministas radicales deciden utilizarlo como herramienta para la comunicación.  En cuanto al campo del arte, muchas artistas intentan entrar en él, enfrentándose una vez más, a una puerta cerrada que pudieron abrir no sin esfuerzo y lucha.

Esfuerzo y lucha. Dos características básicas en todas las feministas que han ido abriendo el camino para llegar a un mundo equitativo en el que se respete a la mujer, pero del que desgraciadamente, estamos todavía lejos. En la actualidad, hay diariamente feminicidios y violaciones. Las mujeres nos enfrentamos a falta de oportunidades, desigualdad de sueldos y puertas cerradas en lo laboral y lo político. La cultura machista propicia el maltrato hacia las mujeres por parte de sus esposos, insultos callejeros disfrazados de piropos y la idea de que la mujer tiene que ser sumisa y callada. El cuerpo de la mujer es comercializado, está dentro del mercado y se puede comprar o vender, además de que hay ciertas características estéticas que forzosamente tenemos que cumplir, como ser delgada y lampiña. En fin, la lista es larga y por lo mismo, las mujeres tenemos que ser conscientes y luchar.

“¿Cómo luchar? ¿Qué hay que hacer?” Fue mi pregunta hacia las panelistas, quienes respondieron invitándonos a todxs a participar en Grupos de Autoconciencia, aprovechar los espacios públicos,  privados y académicos para organizarnos y dialogar, con las amigas, la familia. Nos invitaron a ver a las demás mujeres como hermanas, no como enemigas, eliminar las envidias entre nosotras e interactuar como compañeras de lucha y salir a la calle sin miedo, convertir en nuestros los espacios públicos. Contestó Viviana a mi pregunta con la frase “Ten una buena amiga y harás una revolución feminista”.

Después vinieron más preguntas, por ejemplo, a una de ellas, las ponentes respondieron que es urgente que la masculinidad se repiense, que los hombres cuestionen su rol en la sociedad y que lo readapten de una forma equitativa y respetuosa hacia las mujeres.  De pronto, el micrófono cayó en manos de un chavo, que seguramente no escuchó la plática anterior y comentó algo así como: “Si una chica pasa por la calle, yo tengo el derecho de decirle que está guapa”…

En el auditorio hubo un microsegundo de silencio mientras todxs los ahí presentes sufríamos un corto circuito al identificar al poder del patriarcado sustentando sus palabras. Después, hubo una cascada de respuestas, muchas de ellas firmes y ninguna agresiva, insultante o violenta. Hubo un “Noooo” general gritado por quienes no tenían el micrófono, y quienes lo tenían, respondieron al chavo diciéndole que sus palabras eran machistas, que los piropos en la calle son insultantes para la mujer, pues soportan este sistema en el que el hombre tiene el derecho de opinar y la mujer, la obligación de callar, en el que el hombre tiene el poder y la mujer obedece. Mientras tanto, el chavo defendía su postura con un sustento poco válido para quienes que sufrimos acoso callejero diariamente. Después de algo de debate, se invitó al chavo a que reflexionara al respecto y a que utilizara su razón para entender, pues parecía que las palabras de defensa a las mujeres no tenían peso para él.

En los días que siguieron al panel, hubo discusión al respecto. Escuché varios comentarios de incomodidad ante el debate que hubo. Algunas personas tomaron la réplica hacia el chavo como un ataque, la percibieron violenta, hubo quien no soportó ver cómo unas mujeres en masa contradecían a un hombre que atacaba sus derechos. Retomo el encabezado del artículo, “El feminismo incomoda porque cuestiona”.

Una vez más vivimos lo que se vive todos los días, la creencia general de que los hombres tienen el derecho de opinar sobre el cuerpo de las mujeres. El chico que opinó solamente representa el pensamiento general de los hombres que de ninguna manera consideran los piropos en la calle  como un insulto. Una vez más, vivimos lo que se vive todos los días, la incredulidad e intolerancia ante la opinión de una mujer que se defiende y el apoyo a la opinión de un hombre que denigra a las mujeres.

Parece que el coraje y la impotencia general que hubo en el auditorio en el momento del debate, en lugar de debilitar la esperanza de las ahí presentes, refuerza nuestro deseo por un mundo equitativo y de respeto y nos hace darnos cuenta de que, para llegar a él, será necesario ir contra la corriente, una corriente muy potente y muy antigua llamada patriarcado. Pero que, como nos lo han demostrado nuestras hermanas feministas del pasado, ¡Sí se puede!.

El guión impuesto

“No se nace mujer, se hace mujer”.

Simón de Beauvoir

por: Carolina Soto Leyva, Paola García Teruel S., Gabriel Vidal Ochoa López, Stefania Gerini Martínez Gallardo, Alicia Reynoso Peña

 

Dicen que la vida es un gran baile,  y que si ya se está en él, lo mejor es bailar.

Bueno, tal vez no sería tan loco pensar que no solo se necesita bailar, sino también actuar, como en una obra de teatro, con vestuarios, libretos, y un inicio y final predeterminados.

Como muchos ya han de saber, el teatro nació en Grecia como una imitación, llena de aventuras y fantasía, de la vida del ser humano, pero al parecer, el escenario se agrandó hasta abarcar toda la sociedad y si tuviéramos que describir cómo vivimos podemos decir que cómo en una gran obra de teatro en la cual al nacer nos dan nuestro guión.

Al menos esto es lo que podemos traducir de Judith Butler en su texto “Actos performativos y constitución del género: un ensayo sobre fenomenología y teoría feminista”  donde los actos performativos son  estos guiones que nos ilustran cómo debemos actuar en nuestra vida diaria ya sea como; el hombre que no llora; la mujer que se levanta peinada y maquillada; el hombre que gana suficiente dinero para mantener una familia; la mujer que se dedica a criar a su hijos y a la casa; y así miles de libretos más.

Nosotros los reconocemos con solo verlos de reojo, por la ropa (vestuario), las voces (agudas, graves, chillonas, toscas), los gestos, los físicos, datos pequeños y sutiles que parecen tener la información necesaria para ir al archivero de nuestra memoria, de nuestra información que “no sabemos de dónde salió”, y sacar el libreto, o mejor dicho el programa de obra, que el sujeto que vemos nos va a actuar. Esto vuelve nuestro mundo predecible y categorizable, una evidencia de ello se vio en clase, realizamos un juego: unas actuaciones de roles asignados al azar y que debíamos improvisar en ese momento, con poco vestuario y sin grandes introducciones del contexto, pero que ha base de todos los datos dichos antes, los compañeros que presenciaron la obra supieron a la perfección que, aunque una compañera venía vestida de mujer, por el papel que se le había asignado era hombre en la mini-obra. Exagerando gesto y formas de actuar: un hombre uso bolsa y sacó la cadera e inmediatamente el público supo que imitaría a una mujer ¿por qué? “por qué los hombres no hacen eso, no usan bolsa ni caminan sacando la cadera y los glúteos”

¿Qué pasa cuando se presenta una persona que al actuar frente a nosotros su ser, no encontramos una información, no encontramos el programa de la obra que suponemos veremos? Incertidumbre, se presenta ante nosotros lo desconocido y eso, como reacción primaria sin pensamiento ni análisis, hace reaccionar como si se estuviera ante una amenaza.    En la obra que nos tocó actuar pudimos vivenciar un poco esto, debido a que eran un grupo de amigos en el que solo una persona jugaba el rol con el guión correcto “según lo que acostumbra la sociedad”. A esta persona se le propuso tener experiencias sexuales con uno de sus amigos, el cual era del mismo sexo, esto no era mal visto para ninguno de sus amigos, sólo para esta persona. Estoy segura que en ese papel interpretado la propuesta resultaba ser una amenaza porque como un amigo hombre le va a proponer a su otro amigo tener este tipo de  experiencias, seguro que pensó que su amigo era gay, ya que se mostraba poco expresivo y solo contestaba un “No” rotundo.

Los actos performativos han pasado a definirnos; a convertirse en una guía en nuestro actuar cotidiano y en un instructivo de lo que nos toca o no realizar en el papel que se nos ha brindado. Se nos han asignado una serie de pasos (o mejor dicho reglas) a seguir para pertenecer a cierto rol con ciertas características; las cuales nos exigen moldear nuestros cuerpos, vestimentas, los objetos que portamos, nuestros movimientos, gestos, preferencias, lenguaje, etc.

Se han creado pocos libretos en los cuales debemos buscar encajar: hombre, proveedor, mujer, esposa,…roles que se consideran dentro de la “normatividad”. Pero aún para aquellas y aquellos que no son considerados parte de la anterior mencionada “normatividad”, también tienen un libreto el cuál seguir. La prostituta se vestirá con vestidos cortos y tacones altos, el homosexual tendrá voz aguda y contoneará sus caderas, la lesbiana tendrá cabello corto y será fea. Por lo que parece que resulta imposible salir de las cercas que construyen los libretos de nuestros actos performativos.

Los actos performativos como se explica son una serie de eventos o actos “teatrales” de la sociedad, la misma definición de género es un acto performativo más de la sociedad, estos construyen la identidad del actor, lo constituyen en ilusión irresistible, en el objeto de una creencia.

El cuerpo define el proceso de encarnación de ciertas posibilidades culturales e históricas, como si el cuerpo definiera el nivel de poder, de dominio y de valoración de los caracteres sociales y esto conlleva a los privilegios que se tiene.

Contemporánea; desde luego, los que no hacen bien su distinción de género son castigados regularmente. Porque no hay una “esencia” que el género no es un hecho, los diversos actos de género en absoluto. El género es, pues, una construcción que regularmente oculta su génesis.

El cuerpo adquiere su género en una serie de actos que son renovados, revisados y consolidados en el tiempo. Desde un punto de vista feminista, se puede intentar re-concebir el cuerpo con género más como una herencia de actos sedimentados que como una estructura predeterminada o forcluida, una esencia o un hecho.

Géneros binarios y contrato heterosexual:

Para garantizar la reproducción de una cultura dada, varios requerimientos, bien establecidos por la literatura antropológica del parentesco, han dispuesto la reproducción sexual dentro de los confines de un sistema matrimonial heterosexualmente fundado, que requiere la reproducción de los seres humanos en ciertos modos de género que, en efecto, garantizan la reproducción final de ese sistema de parentesco.

El género puede ser entendido como un papel que, o bien expresa, o bien disfraza, un “yo” interior, siendo que este “yo” se conciba sexuado o no. En tanto que representación performativa, el género es un “acto”, en amplio sentido, que construye la ficción social de su propia interioridad psicológica.

En conclusión, durante el trabajo que se vivió en clase y  la lectura nos dimos cuenta de  que toda nuestra vida está conformada por actos performativos que nos rigen que nos van exigiendo como actuar ante ciertas situaciones, nos enseñan cómo ser mujeres y cómo ser hombres. Nos da un campo limitado de acción en el sentido de que si no te comportas como esta escrito en el guión no estas dentro.

En la actividad todos buscamos actuar de una manera que no esta escrita, los hombres como mujeres y las mujeres como hombres pero dentro de estos cambios seguíamos viendo un poco de actos performativos cuando los hombres para ser mujeres seguían los guiones que rigen a las mujeres; las voces, sentimentales, frágiles con bolsas. Podemos concluir que toda nuestra vida está regida y limitada por estos actos performativos ahora solo quiero terminar con una pregunta ya que sabemos esto ¿Qué haremos para no limitarnos por estos?

¿Puta? Puta ética por favor.

Ética promiscua

por; Carolina Soto

¿Has escuchado alguna vez que si vas hacer algo hay que hacerlo bien? Que si vas a comer; hazlo bien. Si vas a trabajar hazlo bien, así que si vas a ser promiscua; hazlo bien.

Esto es lo que en pocas palabras se podría resumir de la plática que, tras correr, perderme y avergonzarme por tener la atención momentánea merecedora de quien llega al último, pude presenciar el lunes 26 de enero del 2015 en el Palíndromo café, donde tras una cortina negra, en un círculo de ruidosas y amplias sillas, tres expositoras hablaron sobre el libro Ethical Slut (1997) de Dossie Easton y Janet Hardy.

Aunque sean pocos, si no es que ninguno, quienes puedan recordar de donde la aprendieron, todos en su momento la han usado, y es posible en el mejor de los casos sólo escuchado, la palabra “Puta”, pero ¿acaso es necesario que su significado sea únicamente peyorativo? Bueno, aquí no se habló de putas, sino de (y lo digo porque mismo término fue usado en la plática) Putas éticas.

¿De qué va esto? Por más contradictorio que pueda sonar ante las definiciones de ambas palabras tiene su por qué, y es que como decía mi tía; si vas a hacer algo mal, hazlo bien.

¿Está mal ser promiscua? Sin rodeos y amabilidades, la sociedad pintó la raya con la facilidad que un niño pinta los cuadros sobre el pavimento para jugar bebeleche y dijo “eso va del lado de lo malo”. Y todos acataron, o al menos eso hicieron creer. Pero juguemos con sus reglas y digamos “si, eso esta mal.” Y veamos al loco cielo de febrero que se le ocurre llover sin previo aviso y muestra que la tiza, se borra con cualquier brisa.

Ser puta, según el dialecto universitario en Jalisco (porque una cosa es lo que dice el diccionario y otra lo que significa en los pasillos), es una mujer que sale con muchos de manera sexual y coqueta, aunque también se puede usar para simplemente insultar a alguien sin importar sus antecedentes personales.

Pero, en el uso de dicha palabra, en ningún momento se habla de la forma en cómo se sale con varios, de que exista una forma correcta o incorrecta, pues automáticamente se cataloga en la segunda.

La propuesta escuchada aquí es “si puede haber una correcta” y esa es siendo una persona con ética: llegando al acuerdo mutuo que la relación entre ellos no será exclusiva, es decir, cada uno podrá salir con otros con la responsabilidad de informar y mantener una garantía de salud[i].

En pocas palabras: honestidad y responsabilidad. Muy parecido a lo que se espera en una relación monógama.

A lo largo de la plática cada una de las expositoras compartió su experiencia en la forma en que llegaron al acuerdo con sus parejas, y es así como evidenciaron que aunque esas son las bases, cada relación se acomoda según las necesidades de sus integrantes. En otras palabras; toma tu propio gis y traza tus propias líneas.

Puede ser por jerarquías (primer novix, segunda novix etc.) por iguales (novix y otro novix) por relación (con el/la que vivo, con el/la que tengo hijos, etc.) y bueno, múltiples formas porque las normas a seguir no son las que extraños imponen, sino los propios jugadores en la relación. “¿Complicado establecerlas?” pregunta una voz entre los participantes sentados en el círculo “si, pero por eso hay que ser claros, punto por punto, y puede ir cambiando según cómo avanzan” “es como hacer una lista y ponerse a imaginar las posibles situaciones y como reaccionaríamos para poder llegar a un acuerdo mutuo” compartieron las jóvenes expositoras.

¿Acaso no sería bueno hacer eso en todo inicio de relación? Tal vez haría las cosas más fáciles, aunque no sea como el acuerdo de noviazgo entre Sheldon y Amy[ii] donde acuerdan hasta las situaciones exactas donde se pueden tomar de la mano.

Quién es advertido no debe ser sorprendido y así es como con un poco de valor se puede llegar a un acuerdo donde se acepte que así como hay personas que son felices con una persona, hay quienes lo son con más. Pero, a diferencia de minorías como los homosexuales que poseen asociaciones que velan por sus derechos, los poli-amorosos no lo están. ¿Quién defendería a alguien por estar de promiscuo? Bajo la norma, todo documento legal tiene un solo espacio en donde se pone el nombre de la pareja y padres pueden perder la custodia de sus hijos por ser promiscuos.

No hace falta que lo mencionen porque así como en los cumpleaños; entre más invitados menos pastel, se puede llegar a pensar que cómo sería posible amar realmente a alguien teniendo que repartir el amor entre otros. Ante esto yo podría decir; el amor no es pastel. Pero lo mencionado ante esa inquietud fue “¿los padres aman menos a sus hijos por tener muchos?” la respuesta podría ser no, pero algo es cierto, no importa que tanto digan los padres lo contrario, no se ama a todos los hijos de la misma manera, pero eso no quiere decir que sea en menor o mayor cantidad. Ante mi percepción, es uno de los puntos más polémicos porque aunque todos hemos leído la misma definición de amor, cada quien ha entendido respecto a con la luz con que lo ha hecho, y es por eso que me atrevo a decir que en este punto, cada quien puede pensar distinto, y no por eso las respuestas serán erróneas.

Por el apremio del tiempo, no se pudieron tocar otros temas del libro sobre cómo encontrar gente con el mismos pensamiento y otros “mandamientos” a seguir para manejar dichas situaciones con responsabilidad, pero como hizo ver en las caras de los espectadores, la “poca” información fue suficiente para sacudir los pensamientos.

Es cierto que hemos sido educados para convivir en parejas monógamas, pero aunque no se tenga el interés en cambiar, conocer y saber que hay más opciones que sólo las que se ven en la carta abre el panorama, hace analizar las acciones y mostrar que, tal vez no sea lo tuyo, pero si puede ser lo de alguien más.

[i] Hacerse los exámenes necesarios para evitar enfermedades de transmisión sexual.

[ii] Personajes de la serie Big-Bang Theory. referencia en capitulo 10 de la quinta temporada.