órganos divinos

Qué triste que a mis 22 años no cuente con la información suficiente o completa sobre todos los órganos que tengo. Y peor aún, desconocer cierta información sobre aquellos que me dan placer y sobre aquellos otros que permiten el crecimiento de un ser humano dentro de mi.

Me imagino que muchas otras mujeres están igual de desinformadas que yo y es por eso que Alicia Delicia impartió una plática sobre la sexualidad femenina en el auditorio del edificio Q, en el ITESO, un miércoles a la 1 p.m.

La plática duró aproximadamente dos horas, dos horas de información muy valiosa y explícita, como debe de ser, sin tabús ni machismos. A este evento fuimos estudiantes y maestros del ITESO y me imagino que una que otra persona de afuera.

Alicia habló de todos los órganos sexuales que tenemos las mujeres: nombre, función y cómo lo podemos disfrutar. Habló de «la triste historia de la vulva» en la cual vimos como los hombres se han llevado todo el crédito diciendo que ellos descubrieron nuestros órganos. En este proceso de «descubrimiento» maltrataron hasta la muerte a muchas mujeres, haciendo violentas investigaciones con sus cuerpos.

Alicia también habló sobre cómo masturbarse, los juguetes sexuales que podemos usar y sobre los diferentes tipos de vulvas que hay. Definitivamente, fue una plática muy enriquecedora de la cuál aprendí mucho y me hice más consciente sobre la desinformación que hay respecto al placer sexual de la mujer y todo lo que conlleva esto. Al final nos dio una hoja con un cuestionario sobre qué información que dio ya la sabíamos.

Lo seguiré platicando con amigas para que cada vez seamos más las mujeres que estamos informadas y que hagamos uso correcto de nuestros cuerpos.

“La representación incomoda”

Por: Samantha Elizabeth Santana Acosta


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Kate Millet, en Política Sexual, nos dice:

La jerga contemporánea denomina la menstruación como The Curse (“la maldición”). Existen considerables evidencias de que las molestias que las mujeres sufren durante su período a menudo es probable que sean psicosomáticas más que fisiológicas, culturales más que biológicas, en su origen. (…) Contextos y creencias patriarcales parecen tener el efecto de emponzoñar las propias sensaciones físicas de las mujeres sobre sí mismas, hasta que a menudo esto se convierte verdaderamente en la carga que se dice que es…”

– Estractos de Sexual Politics, Kate Millet

Antes de cIMG_8442omenzar por una justificación de la manera de cómo y porque intervine la problemática, me gustaría comenzar con mi propia justificación de porque para el ensayo final elegí la menstruación como tema central. Así que me gustaría contarles como vivía mi menstruación.

A los 13 años, después de ver que era de las últimas pubertillas en mi grupo de amigas que no le bajaba, y que sentía mucha pena porque todavía no me bajaba, en un centro comercial me bajo. Al principio no sabía que era lo que se encontraba en mis calzones y en la taza de baño, parecía un especie de flubber color tinto, no era el rojo que todos me habían dicho, así que nunca pensé o lo ligue con que era mi menstruación. Traté de limpiarlo, me subí el pantalón y continúe como si todo estuviera bien, cuando por dentro me estaba comiendo la duda de lo que era eso. Llegue a mí casa y noté que continuaba la reproducción de flubber en mis pantaloncillos así que decidí contarle a mi mamá, ya que no tenía idea de lo que era. Ella además de casi llorar, me entrega una toalla y muy orgullosamente me dice “felicidades hija, ya eres mujer” (Ah cabron.. ¿A ver como? ¿No era mujer antes?) y por si fuera poco le va y le cuenta mi papá y deciden llevarme a cenar, a festejar que su hija ya era “mujer”.

Recuerdo que sentía mucha vergüenza, vergüenza que mi papá supiera y que además me estuvieran festejando (tal cual Vivi en la familia peluche) el que me haya bajado, pero en sí no logré crear el prejuicio de “odio” hacia mi menstruación hasta que me manché por primera vez, ya que mis papás nunca me había hecho sentir incomoda de ello.

También repaso el día que me manché. Una compañera me tomó de los brazos, me tapó mi espalda, me llevó al baño y me dice que “Wey que asco, te IMG_8371manchaste”. Con el sentido de urgencia del asunto yo también empecé a sentir esa pena así que tomé mi chamarra y me la amarre en mi cintura, me cambié de toalla, a la cual ya le sentía un asco y un repudio y continué todo el día así: preocupada de manchar, asqueada con mi propio cuerpo, odiando mi cuerpo por producir esa sangre que manchó mi ropa y que hizo que varias personas me observaran raro

Sentí pena, no sólo esa vez pero ya cada vez que me volviera a bajar, sentía mucha vergüenza el producir esa sangre. Además de que todos mis compañeros lo veían como algo mal, y yo también lo veía como algo mal. En un principio, antes de que me bajara lo veía como un beneficio ya que así ya tendría “chichis” y los chicos me notarían. Pues ni me crecieron las “bubis” y ni los “chicos” me notaron.

Ahora, después de la clase, me doy cuenta que en realidad era ridículo el que me haya dado pena que mi papá se enterara, ellos no me estaban juzgando (sólo en el hecho de que ahora era una “mujer”). El que quería el que me bajara sólo para el objetivo de convertirme en un objeto a desear para los hombres, y también que la sociedad, o más bien, las otras mujeres alrededor de mí me enseñaron que tenía que ser discreta con la menstruación, que me tenía que doler, que me tenía que dar asco y que los hombres no tenían porque saber. Pero esto no algo sólo me pasó a mi, creo que mi historia es la misma historia de muchas mujeres (y yo que tuve papás que no me metieron juicios) y en las que además se la viven en asco y odio a su propio cuerpo mes a mes.

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¿Informando o controlando?

El pasado martes 21 de abril asistimos a un taller que trataba de conferir un conocimiento más profundo sobre el VIH y el SIDA, como padecimientos diferenciados. Más que narrar cómo es que fue este taller, nos permitiremos hacer algunas críticas con el ojo crítico que el curso nos ha ayudado a desarrollar:

  1. Te enseñan la manera en la que deberías cuidarte en cada una de las prácticas sexuales “posibles”. Es decir, sólo mencionan unas cuantas, como si no existieran infinidad de maneras de sentir y dar placer entre dos o más personas. El problema es que la manera de plantearlo no deja cabida a dudas de que son las únicas y nos preguntamos: si realmente están buscando una sociedad más sana y responsable al respecto, ¿lo lograrán si sólo enseñan cómo se puede transmitir el virus y cómo cuidarse de él en esas contadas prácticas?
  2. Una de las maneras que proponen ellos de poder tener algún tipo de relación placentera sin la presencia del condón u otros artificios, es mediante el acuerdo de fidelidad. Ellos especifican que esto sólo será posible cuando dos personas lo hablen y pongan condiciones, pero volvemos a lo mismo que hemos estado hablando, dan educación limitada a la cultura de la monogamia, como si cuatro personas no pudieran seguir ese acuerdo de la misma manera que dos lo lograrían.
  3. Los nombres de las personas que están detrás de este taller y de la mayoría de los existentes en Guadalajara, proviene de congregaciones religiosas que como podrán imaginar, dan información reducida y estigmatizante, disfrazada en empoderamiento a la libertad, una libertad limitada, o sea, una libertad nula.
  4. Existe un tratamiento antirretroviral profiláctico el cual se aplica únicamente a médicos o personal que realice trabajo con pacientes que padecen el virus y que estuvieron expuestos al virus. ¿Pero qué significará el hecho de tener una solución a estar expuesto, sin     permitirle al mundo tener acceso a ello? ¿En realidad buscarán curar el virus, o querrán un mayor control de la sociedad a partir del miedo como lo harían con pastillas del día siguiente?
  5. A presentar preservativos, no hacen mención de dedales, aspecto criticado por una de las compañeras que impartió el taller, ya que “no era algo que comúnmente se usa”. ¿Pero en dónde no se usa, en su casa o en la nuestra?
  6. Algunas de las preguntas hechas por los participantes, eran bastante obvias y sus respuestas se limitaban a críticas burlonas respecto a los     comentarios. ¿En realidad fomentan un interés en conocer más respecto a este virus, o darán sus conocimientos por sentado?
  7. Al realizarte la prueba, debes someterte a una sesión informativa de aproximadamente 30 minutos, sin contemplar que pudiste haber tenido ya esa plática. ¿Será benéfico o en realidad será razón suficiente para evitar las pruebas debido a ser interpretado por     otros como pérdida de tiempo para las personas?

 

A partir de todo esto, notamos como el tema de sexualidad sigue siendo desconocido para muchos, se basan en prácticas sexuales comunes, monógamas y muchas veces relaciones machistas en donde el sexo sólo puede significar algo para los demás.

Por otra parte, se critica también la falsa idea que se tiene respecto a esta enfermedad como la causa de muerte de parejas homosexuales masculinas. No creemos ser las únicas que hemos escuchado comentarios como: “Fulanito de tal se murió y era gay”, “seguro fue por SIDA”. En qué época vivimos que seguimos asociando directamente a parejas homosexuales a este tipo de virus. Y como los afectados o contagiados son rechazados por la sociedad sin conocer la historia, muchos son portadores de VIH desde que nacieron por contagio perinatal, otros fueron víctimas de infidelidades con personas que descuidaban su salud sexual, otros por contagio de vía sanguínea, y no necesariamente por tatuajes o aretes.

¿Por qué seguimos satanizando de esta manera el placer sexual? ¿Por qué promover la monogamia, la abstinencia o prácticas consideradas adecuadas, cuando podemos conocer y explorar nuestros cuerpos de manera sana y adecuada, cuando podemos incluso intentar nuevas relaciones simplemente por el gusto de conocer, de criticar los constructos establecidos y descubrir aquellas posibilidades y oportunidades que más van de acuerdo a nuestros gustos e intereses. Nos vemos expuestos incluso a una desinformación importante en donde muchas veces existen ideas erróneas de contagio como por saliva, sudor, contacto al estrechar la mano, abrazos. El punto siempre ha sido segregar, señalar y castigar a aquellos que no quieren cumplir con lo impuesto por dogmas religiosas o ideales machistas.

Sin duda íbamos con la idea de recibir información clara y realizar actividades (por esto del nombre de “taller”), sin embargo, lo que recibimos fue de nuevo un discurso que deja claro que desde todas las perspectivas siguen siendo dueños de nuestros cuerpos y de las maneras en que queremos utilizarlos. Nuestros cuerpos plagados de discursos políticos o moralidades religiosas.

Los invitamos a experimentar una sexualidad sana, pero también divertida y atrevida. Experimenten los cuerpos de sus parejas, los suyos. Dejen miedos o desinformaciones detrás, hagan las preguntas necesarias, investiguen y cuidense, pero no satanicen sus cuerpos, cuando han sido entregados a nosotros para conocerlos y complacerlos.

 

Alejandra Alvarez Rodríguez y Mariana Venegas Méndez.

 

El Poliamor y sus Implicaciones

Un tema que llamó mucho mi atención durante el curso de mi semestre en la clase de Estudios de Género y Prácticas Sexuales fue el de poliamor. ¿Que qué es esto? A mi percepción personal, de acuerdo a lo que he leído, escuchado e investigado, el poliamor es una manera de vivir la sexualidad y la vida íntima fuera de la monogamia o las relaciones de pareja, así que, si lo queremos explicar de una manera más clara y con peras y manzanas, podemos inventar en este ensayo la palabra “monoamor” (si no es que ya fue inventada antes) y denominar a una persona como monoamorosa cuando practica su vida sexual y comparte su intimidad con una sola persona a la vez por distintos periodos de tiempo; en cambio, una persona poliamorosa es aquella que maneja relaciones íntimas/sexuales/amorosas con varias personas al mismo tiempo, pero todo de una manera consensuada, comunicada y entendida por todas la partes (léase y entiéndase que si estás en una relación de pareja y le pones el cuerno con el o la que se te ponga en frente sin tener ningún tipo de comunicación sobre ello, no tienes derecho de llamarte poliamoroso, no nos engañemos).

El motivo de este ensayo, pues, es el de visualizar y hablar acerca de las implicaciones y barreras que trae consigo la decisión de ser una persona poliamorosa, todo esto desde mi perspectiva y desde lo que yo alcanzo a percibir como importante para romper la muralla de lo aprendido y de lo construido por nuestra sociedad.

Es de suma importancia mencionar que las implicaciones y barreras de las que hablaré son visualizadas desde donde yo estoy parado y desde mi contexto y también que tienen una clara base social, en otras palabras, todas tienen que ver con construcciones sociales que se han ido creando a lo largo de la existencia del ser humano y que forman parte de una visión “masculina” del mundo; una visión que busca controlar, categorizar y encasillar todo para evitar el caos y la diversidad. Todo lo que no entra dentro de los parámetros o categorías preestablecidas como “normales” no es bien visto y debe ser modificado cuanto antes.

Como nos mencionan Easton y Hardy en su libro Ética Promiscua (2009), las personas tenemos tan enraizada la idea del matrimonio heterosexual monógamo para toda la vida, que no concebimos como correcta cualquier otra forma de relacionarnos sexual/románticamente con otras personas. Si tienes sexo casual con un extraño o extraña eres una puta o un libertino, si tienes sexo con un amigo o amiga (los denominados “amigos con derecho”) es incorrecto o te preguntan ¿por qué no andan?, si tienes sexo antes del matrimonio (bendita sociedad que da por hecho que tenemos que casarnos) estás pecando; y entre muchas otras cosas que la gente tan bien adaptada a la sociedad actual tiene para criticar y cuestionar.

La primera barrera a superar de la que quiero hablar es la barrera familiar. La mayoría de nosotros pertenece a una familia “tradicional”, un tipo de familia que la historia y la sociedad han ido forjando para, como dirían las autoras antes mencionadas, sobrevivir en el mundo, ya que entre más extensa fuera la familia, más trabajo cubrían y más ganancias o bienes tenían. Esta familia “tradicional” tiene arraigada la creencia de que todos debemos buscar a nuestra “media naranja”, buscar a una persona que complete aquello que nos falta, buscar a una sola persona que nos haga feliz y mantenernos con ella. Gracias al tiempo y a la razón, esta visión de la familia se ha ido deteriorando con el pasar de los años y en la actualidad la gente ya se pregunta el porqué de este pensamiento si existen tantas familias disfuncionales y tantas infidelidades. Se tiene que confrontar a la propia familia respecto al tema y demostrar que el matrimonio y la visión de familia tradicional pueden llegar a ser incluso peligrosas y represivas de la sexualidad.

Una segunda barrera que puede incluso estar ligada con la barrera familiar debido a sus raíces tan fusionadas, es la barrera religiosa. En la religión católica se encuentra la base del pensamiento que promulga tener relaciones sexuales hasta el matrimonio, mantener relaciones sexuales por el único propósito de reproducirse y también el estar con una sola persona para toda la vida. Easton y Hardy (2009) mencionan el mito proveniente de la religión católica que hace referencia a que el deseo sexual es una fuerza destructiva que debe ser controlada y frenada (especialmente por la mujer, ya que el hombre es “voraz” e “incontrolable” por sí mismo), pero, ¿cómo puede ser malo algo que produce placer? Si eres una persona católica, no puedes esperar que la religión te respalde el deseo de ser poliamoroso. Quizás deberías empezar a crear tus propias creencias y sistemas de valores.

Como última barrera que observo, tomando en cuenta que las tres se ven implicadas en una barrera social en su totalidad, es la barrera personal/psicológica, y quizás sea la más importante, ya que a lo largo de conocer el tema, me di cuenta que la principal razón por la que es tan difícil pensar en un cambio de paradigma sexual es por el egoísmo y egocentrismo que tenemos las personas. Tenemos tan arraigado el pensamiento monogámico que creemos que una persona puede llegar a pertenecernos, y podemos decir y hacer con ella lo que nos plazca; también que si la vemos con otra persona o si nos quiere dejar, es completamente normal sentir celos o sentir que no fuimos lo suficiente. El derrumbar esta barrera implica un cambio completo de pensamiento, ya que la gran mayoría de las personas mantenemos la monogamia como nuestro paradigma sexual, llevándonos al tipo de pensamiento de control, de lo privado, del consumismo. Tenemos que cambiar nuestra ideología para cambiar nuestra perspectiva respecto a la monogamia y al poliamor, o incluso al revés; quizás si empezamos a ver el poliamor como una opción, empecemos a regresar a lo común, a hacer comunidad, a no querer adueñarnos de las cosas y a compartir y aprender aquello que nos sirva a nosotros y les sirva a los demás.

Para concluir, creo que en verdad es necesario un cambio en la forma de pensar y vivir la sexualidad. Creo que la monogamia ha alimentado sistemas e instituciones innecesarias y problemáticas como el matrimonio (el cual se basa en pertenencias durante él y después de él) y también ha reforzado una represión sexual que después de un tiempo sólo puede traer problemas.

 

Referencia

Easton, D., & Hardy, J. (2009). Ética Promiscua. Barcelona: Melusina.

Las relaciones no-convencionales y la resistencia que existe hacia éstas

El lunes 3 de noviembre, el Colectivo de Diversidad Igualitaria ITESO (CODII) abrió un espacio en la cafetería de la biblioteca del ITESO para compartir conocimientos y experiencias acerca de las relaciones amorosas/afectivas no-convencionales, es decir, las relaciones que no entran dentro del noviazgo o la monogamia.

Los exponentes del tema, Claudia, Alonso y Delia, mencionaron casi al inicio de la plática que existen muchos tipos de relaciones no-convencionales y hacían énfasis en la imposición que se nos hace de las relaciones de pareja como las «normales» y las que tenemos que buscar. Debido a la inquietud de un asistente, mencionaron también que la palabra imposición es una palabra quizás un poco fuerte, ya que no se nos obliga como tal a tener una relación de pareja/noviazgo/matrimonio, pero si se nos inculca desde pequeños a que es lo normal incluso respaldado por las leyes y no se nos da información ni se nos hace conscientes sobre la posibilidad de ser parte de otro tipo de relaciones amorosas/afectivas más allá de la pareja.

Mencionaron varios tipos de relaciones no-convencionales, la mayoría encasilladas en algo que se denomina «poliamor» y algunas otras que no se les introduce en el término antes mencionado (como por ejemplo, la anarquía relacional).

Me agradó e impresionó bastante la opinión de una pareja de asistentes (hombre y mujer) que compartieron con nosotros su experiencia de ser poliamorosos, ya que la chica tenía una relación con el chico presente, pero también tiene otro novio, algo que ambos hombres aceptaban y que incluso el que asistió mencionaba que para él era nuevo el tema, pero que estaba dispuesto y disfrutando de eso y que cuando a él le tocara tener otra mujer además de su novia actual, sería bienvenida.

Uno de los asistentes mostraba bastante resistencia a aceptar que los temas que se estaban hablando ahí eran reales, ya que él mencionaba que veía imposible el imprimirle compromiso y seriedad a un pensamiento así y también que no veía como podía hacer feliz a una persona el hecho de ver a su pareja con otra persona. Lo que los exponentes le respondieron fue que existe un término denominado «compersión», el cual se refiere a tener sentimientos positivos cuando ves feliz a otra persona (algo así como lo contrario a los celos) y que ellos lo veían como dejar el egoísmo y el egocentrismo de lado y realmente querer lo mejor para la/s otra/s persona/s.

Siguiendo con el tema del compromiso, Claudia nos comentaba que ella es poliamorosa (teniendo relación con un hombre y una mujer) y que de hecho es una labor mucho más ardua y con más «reglas» el hecho de tener más de una relación afectiva/amorosa, ya que implica mucha más comunicación.

Por mi parte, comencé a pensar en qué haría yo y cómo llevaría una relación poliamorosa y no pude imaginarme que fuera una relación fructífera, ya que tengo muy arraigado el tema de la relación convencional de pareja, y de hecho es algo que disfruto, por lo que no me veo cambiando eso en un futuro cercano.

Sobre la exposición «El hombre al desnudo»

En el Museo de las Artes (MUSA) se exponen obras de arte que retratan el cuerpo masculino. Esta espoxisión que estará temporalmente hasta 26 de octubre describe desde 1800 las diferentes maneras en que se caractericizaban a los hombres hasta la actualidad.

Hay algunas reflexiones interesantes que comparan como el hombre desnudo retratado pudo pensarse un mal acto a diferencia de la mujer… Su desnudez ha tenido aprobación en las pinturas. Sin embargo, hubo culturas que contemplaban el cuerpo masculino como una maravilla cuando este tenía las características de belleza ideales.

Pienso que los retratos de todos los cuerpos han reforzado las ideas culturales de cómo deben ser los cuerpos ideales puesto que en esta exposición y en mi memoria hay escazas imágenes de retratos con cuerpos obesos y diversos en tonos de piel porque en general hay un cuerpo ejercitado y con piel blanca.

Creo que los paradigmas en los cuerpos están muy enfocados en determinadas características de belleza por lo que evidencia que eso apoya la no diversidad de cuerpos. Pinturas de cuerpos musculosos y numerosas imágenes con esos mismos detalles en los cuerpos que excluyen las miles de posibilidades de físicos reales que podrían enriquecer nuestro panorama… Quizá nos cuesta trabajo valorar lo que no se incluye en un prototipo aspiracional.

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Maestría en Relaciones Sexuales

Es impresionante ver la transición que ha habido desde los años 50 y 60 a la actualidad con respecto de las relaciones sexuales. Lo digo por lo que se plantea y se puede ver en la serie de televisión «Masters of Sex«, una serie que trata sobre la vida de William Masters y su asistente Virginia Johnson, donde investigan sobre la sexualidad humana y el placer sexual (terreno casi nulamente explorado), pero más específicamente, sobre la sexualidad y el placer femenino.

Hay bastantes cosas que llamaron mi atención al comenzar a ver esta serie y trataré de expresarlas aquí por el bien de la sexualidad humana.

Casi al comienzo de la serie y, de cierta manera, cuando se abre la curiosidad del doctor Masters por su investigación, es cuando está hablando con la prostituta que es su «cómplice» para observar el acto sexual; ella le menciona que fingió su orgasmo y Bill se sorprende porque no tenía conocimiento de que las mujeres fingieran eso y lo que lo intrigaba más era el hecho de saber el por qué lo fingían. Esto me lleva a pensar y cuestionarme por qué se sabía tan poco de la sexualidad femenina en esos tiempos (que no son tan lejanos). Las mujeres tenían tan poco peso en el mundo (por no decir nulo) que ni siquiera ellas se atrevían a hacerle saber a su pareja cuándo sentían placer y cuándo no.

Lo siguiente a mencionar son otras 2 escenas más adelante, donde Lib, la esposa del doctor Masters, es la protagonista. En la primera escena, ella le dice llorando a su esposo que no puede creer que no le pueda dar un hijo y en la segunda escena se encuentra platicando con Gini (la asistente del doctor) y le confiesa que el que quiere tener un hijo es Bill, y no ella. Si a estas 2 escenas le agregas la relación general que mantienen los Masters, una relación fría, rígida y sin mucha comunicación, te podrás dar cuenta de cómo era generalmente la vida de una mujer en esos años, una vida que sólo significaba algo si se tenía hijos, se les criaba en casa y se cumplían los caprichos del hombre. Para este punto existen muchas otras escenas, como por ejemplo, cuando Virginia pide ser inscrita en una carrera específica de universidad y la encargada de realizar este trámite le dice que mejor se centre en sus 2 hijos, o cuando Barton (el encargado de las investigaciones del doctor Masters) le pregunta a William por qué Virginia (asistente de William) se atreve a hablarle.

Otra cosa que llamó mi atención fue la poca apertura e información hacia las preferencias sexuales distintas, si de por si hoy en día es mal visto, me imagino lo que en ese tiempo significaría agregándole la poca información con respecto al acto sexual. Esto lo digo por la escena en la que la prostituta le hace saber a William Masters que es lesbiana y él se cuestiona si eso alterará o no los resultados de sus pruebas, asumiendo de cierta manera que la «anormalidad» de las preferencias alteraría los datos finales.

Hay un sinfín de escenas curiosas, interesantes y que te hacen reflexionar, pero jamás terminaría de describirlas e incluso les privaría la satisfacción de ver una buena serie de televisión. Si quieren ver una serie que no sólo entretiene, sino que también te hace reflexionar sobre las distintas practicas sexuales y qué tanto seguimos manteniendo el machismo, esta es la respuesta.